LA SUERTE ESTÁ ECHADA


A menudo, antes de que una competición empiece, tengo la sensación de que much@s de l@s judokas asistentes piensan - y así lo expresan incluso abiertamente - que la suerte ya está echada. Esta expresión de origen latino se usa a modo de consuelo cuando resulta imposible modificar una situación, en especial su desenlace.

En las competiciones hay l@s favorit@s que sabe que lo son, l@s que han olvidado o no se creen que lo son, l@s que no son favorit@s y se creen que lo son, l@s que no son favorit@s y saben que no lo son, y aparte de otros posibles perfiles también existen l@s que son o no favorit@s y se convencen de que no lo son y parece que hacen todo por no avanzar.

Reconozco que me cuesta cada vez más escuchar ciertas frases, todas ellas acompañadas de la exclamación “¡total!”: “… mi rival es muy fuerte, la voy a volver a fastidiar, ya me ha ganado varias veces, es mejor, no me sale mi técnica…” No me molesta que se use, sino el empleo abusivo de las mismas, ya que no solo se escuchan antes de una competición, sino a menudo durante ella o incluso el lenguaje corporal del o de la judoka durante el combate ya indica que eso es lo que está pensando. Si esto fuera siempre así, nos deberíamos preguntar: ¿qué pintamos entonces aquí?

Cierto es que hay que conocer nuestros límites, que nuestras expectativas han de ser realistas, que cada judoka va con un objetivo distinto, que el riesgo de irnos para casa en primera ronda está ahí – la mitad de l@s participantes en una competición pierde su primer combate -, que hay rivales mejores, que tod@s tenemos una “bestia negra”, es@ rival ante el/la que siempre perdemos, incluso inesperadamente, a pesar de estar por debajo de nosotr@s en el ranking, y un largo etcétera.

Pero la “bestia negra” no puede ser la competición en sí y, si lo trasladamos a otros campos y situaciones y la suerte está echada, haga lo que (no) haga, la garantía del éxito es casi nula o queda todo en manos del azar. Obviamente, ni tod@s pueden ganar, ni se trata de que todo el mundo salga contento de una competición. Se trata de la actitud.

Salir con la idea de que no hay nada que hacer, aunque doloroso, es un pensamiento cómodo y, por tanto, seguro.

Para mí, esto abre una cuestión muy importante y más profunda que tiene que ver con el papel que queremos desempeñar en nuestra vida:  ¿actores o espectadores?

M. Mallo

Judo Club Terras de Santiago              

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